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lunes, 28 de febrero de 2011

OPINIÓN

"La ruleta rusa de las audiencias"

Mónica Yugueros, Gerente Canal 10 TV

La Televisión Digital Terrestre ha traído consigo numerosos cambios, no sólo en la calidad de imagen y sonido, sino también en la forma de consumir televisión. Ya se elige entre la amplia oferta de contenidos de los veinte canales que emiten en TDT en cada demarcación. En poco tiempo podremos llegar a disponer de más de 200 canales, lo que significará multiplicar por diez la antigua oferta analógica. La TDT incorpora elementos complementarios como el teletexto digital, con imágenes, sonido y vídeos, y servicios interactivos de temática informativa, social o lúdica.
La televisión ya no es esa pantalla ante la que el espectador se exponía y recibía pasivamente cuanto le invitaban a ver. Ahora el espectador ha dejado de ser un agente reactivo, para convertirse en proactivo, el espectador decide e interactúa, la televisión se empieza a parecer a un ordenador personal. Esa evolución en la forma de consumir televisión fragmenta la audiencia de los canales y dispara la competencia entre ellos. Se establecen umbrales mínimos de audiencia, y quien no supera el “share” esperado desaparece de inmediato. Algunos de los batacazos más recientes han sido “La Jaula” de Antena 3, “Lo que diga la rubia” de Cuatro, y “Toma cero…¡ y a jugar!   De Telecinco.
Los datos de audiencia son para las empresas audiovisuales mucho más que un termómetro que mide el grado de satisfacción por parte de los espectadores, son el dedo justiciero del César moderno que indulta o arroja a los leones a proyectos millonarios, porque pegado a esos datos está el negocio publicitario. Los anunciantes quieren estar presentes en los programas más seguidos, que no tienen porqué ser los mejores desde un punto de vista objetivo. Desde que Televisión Española retiró al comienzo de año la publicidad, su audiencia se ha disparado. La televisión pública ya no tiene encima esa espada de Damocles, no, al menos,  desde el punto de vista de la presión publicitaria. Tiene la obligación de mantener unos niveles de calidad acordes a un servicio público financiado por todos los españoles, pero puede promocionar, contraprogramar o redifusionar espacios para aumentar su audiencia antes de verse obligada a retirarlos. Para muchos ver una película en TVE sin anuncios, aunque sea peor que la que emitan en cualquier otro canal con publicidad, es preferible a tener que soportar la incomodidad de los cortes comerciales. Así que los datos de audiencia son un medidor de certeza relativa para quienes buscan con ellos conseguir el aplauso a un trabajo bien hecho. Pero midan lo que midan, son el oráculo de las cadenas de televisión.
El injusto resultado que arrojan muchas veces los datos es todavía más demoledor con las televisiones locales y temáticas. Las fuentes oficiales que recogen los datos de audiencia son TNS -Sofres y el EGM. Los datos que arrojan los primeros se miden a través de audímetros. En España actualmente existen 3.750 audímetros, una cantidad insuficiente, aunque esté prevista su ampliación a 4.500. Sofres margina los resultados bajos, los de las cadenas pequeñas, las que no superan el 3%.  Abiertamente reconoce que no puede precisar en resultados tan mínimos. De esta forma deja a la deriva a televisiones que en el día a día ya se enfrentan a una difícil tarea de supervivencia por falta de ingresos. Mientras que en esos aparatos, llamados audímetros,  haya que pinchar cada vez que se cambia de canal, los resultados dejan demasiado que desear. La pereza y la vergüenza -pese a que los datos son anónimos- son algunas de las razones que pueden llevar a los telespectadores a mentir sobre qué ven en cada momento. Peor es el sistema del Estudio General de Medios, que se efectúa por encuestas, ¿qué contestaríamos cada uno de nosotros si nos abordan por la calle o nos hicieran una llamada telefónica en un momento del día en el que estamos hasta arriba de obligaciones, para preguntarnos por el programa que vimos ayer? Seguramente diríamos lo primero que nos viniera a la cabeza, que no siempre es la realidad.
Soy gerente de una televisión local de Gijón, Canal 10. De momento en nuestra demarcación somos la única televisión local con licencia TDT que está emitiendo, y en Asturias sólo otra televisión local, esta con demarcación de Oviedo emite en TDT, el resto lo hacen por la plataforma de cable o de forma ilegal. Pues bien, los datos de TNS- Sofres nos dicen que el 75% de la audiencia local en Asturias la tiene TLG, una televisión que dejó de emitir en mayo de 2009, el 20% Canal 10 y el 5% restante, las demás televisiones (Oviedo Televisión, TeleAsturias, TeleAvilés, Cuencas Mineras Televisión y Localia). El EGM es todavía peor porque nos sitúa en el puesto cuarto del ránking. Se ha solicitado una comprobación a TNS-Sofres, adjuntándoles información sobre los canales por los que emite cada televisión – un trabajo que tendría obligación de hacer por sí mismo – pero seguimos a la espera después de medio año. Desde que emitimos en digital nuestros datos de audiencia se han reducido a la mínima expresión cuando tenemos la certeza de llegar a más hogares que nunca, la razón es que TNS- Sofres todavía no mide el 100% de las televisiones que emiten en TDT, está en el 65%. Parece obvio concluir que el dato de las audiencias, ese dato tan simbólico para medir éxitos o fracasos en función de ingresos publicitarios, es tan perverso que sólo se puede tomar como una ruleta rusa.

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